martes, 28 de enero de 2014

Tu comodidad


Seguramente todas las mamás pasan por escuchar una larga perorata, proveniente parientes y extraños, en la que le aconsejan toda clase de cosas respecto al sueño del bebé. Aunque bien intencionados, muchos de estos consejos no solicitados, al menos en mi caso, me provocan un cierto malestar en lo más profundo de mi tripa, porque incluyen un “tienes que dejarla llorar” en alguna parte de la receta.

He leído algo al respecto (más consejos “expertos” tampoco están de más), y al parecer hay dos posturas “científicas” al respecto: la primera, que consiste en dejar que el bebé, solo, triste y abandonado, llore en su cuna hasta que se acostumbre a dormir solito; y la segunda, que indica todo lo contrario, es decir, si dormir en la cama con los padres no es opción, hay que reconfortar al bebé todas las veces que sea necesario, para que se sienta seguro y tranquilo y pueda conciliar el sueño (y asocie el sueño con cosas felices).

Hoy me encontré con un artículo al respecto que me pareció interesante, una entrevista que le hacen a María Berrozpe, quien es una experta más y que toma la segunda postura. Lo que me pareció interesante es que ella hace hincapié en que se educa el sueño del bebé para la comodidad de los padres y de las personas que conviven con él. Recuerdo por ejemplo a mi marido que decía que Amelia debería acostumbrarse a dormir con ruido, cuando a mí me parecía todo lo contrario, dado que ella está en casa sola conmigo todo el día, todos los días, y más bien está acostumbrada al silencio y a los ruidos regulares de la casa y los vecinos. Pensar que tiene que acostumbrarse al ruido sólo porque el fin de semana hay más movimiento en la casa, me ponía de mal humor. ¿Por qué tiene que acostumbrarse ella al ruido y no nosotros al silencio? De todas maneras, parece más sano no estar gritando todo el tiempo. (Afortunadamente a mi marido le cayó el veinte y la casa pasó a ser más silenciosa durante el fin de semana).

En fin, que uno no tiene un bebé para estar cómodo, para estar cómodo, búsquese un sofá. Un bebé altera las rutinas, las costumbres y la cotidianidad, y uno, que ya es grande y razonable y se supone que sabe mejor, puede adaptarse a eso. Creo, sin embargo, que introducir un poco de disciplina desde temprano tampoco está mal, y Amelia por ejemplo ya sabe que a las ocho comienza su rutina de dormir (baño, pijama, leche y cama) y por lo general antes de las nueve ya está en su cama durmiendo. Suele despertar por la noche, y me levanto a consolarla todas las veces que lo necesita. Como dice la entrevista, dejarla llorar sólo me estresaría todavía más, y, ¿para qué quiere Amelia una mamá estresada? Mejor que esté yo tranquila (y cómoda), aunque lleve meses sintiéndome exhausta. Pero supongo que ya pasará.

También pueden documentarse un poco leyendo "Cómo enseñar a un bebé a dormir toda la noche: lo que dicen los expertos".

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